De una época para acá, los frikis que peinamos canas estamos mostrando nuestras medallas a no sé muy bien qué, si a nosotros mismos o a otros, a esos que podríamos llamar "nueva escuela". Por una parte es normal. Esto es como cuando todo el mundo lo flipaba con la serie de televisión de Juego de Tronos. Entonces llegaba el friki de la vieja escuela y decía "¿Pero te has leído los libros? Si el pringao "nueva escuela" decía que no, con una gran sonrisa se le recomendaba leerlos. Pero si decía que si, que se los había comprado al ver la serie,... Jejejeje... En ese momento el gafapasta y canoso friki sacaba las garras con un cantarín Snikt! y decía: "pues yo tengo la primera edición". Pues esto lo he hecho hasta yo. Y con las pelis de Marvel, con los cómics, la puta Star Wars... Con todo. Repito, es lógico. El ser humano es territorial, nos cuenten lo que nos cuenten, y si encima el friki ha estado en el ostracismo social durante eones, pues ahora que esto parece que luce, tenemos que sacar los galones al sol.
Con el rol hasta ha habido una movilización en redes. Ponías la almohadilla esa del Twitter con el lema "soydelaviejaescuela" o algo así y te sacabas una foto con un juego de rol, a ser posible el más viejo que tuvieras. Por supuesto, la competición de la berrea friki pedía a gritos sacar módulos que, joder, es que yo no sabía ni que existían. Es más, no sabía ni que eran. Que si, que yo también lo hice, que busqué algún módulo antiguo de los que me quedan donde vivo (los viejos los tengo en Madrid) y me saqué una foto con el módulo Mors Última ratio de In Nomine Satanis, módulo que ni he jugado, ni casi ojeado. Pero es que no he jugado ni al juego. Pero ahí estaba yo diciendo, "molo mil, soy vieja escuela".
CthulhuTech old school.
¿Y qué cojones era entonces la vieja escuela? (Atención, a partir de este momento alguien se puede sentir ofendido con lo que va a leer en el resto del post) la vieja escuela eran unos tíos chungos, la risión del instituto (desde el punto de vista de "los guays") que se reunían en casa de alguien que se había comprado una cosa llamada juego de rol y como no había nada (N-A-D-A) original que hacer, y que consumiera horas y poco dinero, pues te apuntabas. El caso es que eso de los juegos de rol molaba, te juntabas con colegas que les gustaban las mismas cosas que a ti, te ponías cerdo a cocacola y patatas (en el mejor de los casos) y superabas tu frustración por el otro sexo (fuera el tuyo lo que fuera) creyendo que eras guay por pertenecer "a un club" en el que estaban excluídos "los otros". Los libros de la época eran feos de cojones (sí, feos de cojones, has leído bien), caros (no tanto como los de ahora pero casi) y las comunidades sobre el juego en sí INEXISTENTES. La peña se fotocopiaba los manuales, las hojas y todo con tal de seguir añadiendo madera al vicio de creer que realmente había algo mejor que la puta mierda que era España en los ochenta. Si, puta mierda.
Viví en Alcalá de Henares, y para entrar en mi casa tenía que saltar por encima de los yonquis. En frente de mi casa, los vecinos se reunían por la noche para hacer patrullas vecinales y los chavales jóvenes mataban ratas con escopetas de plomos. Me fui a vivir a Madrid, cerca de Cuatro Caminos, y allí conocí el rol. Año 1985-6. Jugaba con unos chavales de la Parroquia San Germán. En esas fechas, morían policías a punta pala por la eta, la delincuencia común era eso, común, y la droga se había cebado en un par de generaciones. Y allí estábamos nosotros, jugando a rol al lado de un Seven Eleven que había al lado de la calle General Perón. Sí, había días que jugábamos en la calle. Mi primera novia fue elfa y la rescaté en un Dungeon. Creo que elegí a mi primera novia real porque se parecía a aquella Elfa. Así me fué... Compraba figuritas de plomo para jugar a rol en Juguetes Alen, al lado de la calle Orense. Te agachabas y rebuscabas en un cajón, a ver qué salía. Iba a otro sitio que traían de importación la White Dwarf, puerta con puerta con una sede de Falange de las Jons. Siempre tuve la sensación de que ir a ese cuchitril a comprar esas revistas y ver muñequitos de Grenadier era ilegal.
Eso era la vieja escuela: una puta mierda. Que si, que cuando te has curtido en garitas así, cuando habías jugado, durante horas, a libro juegos en los que acababas hablando solo mientras tus padre te miraban raro, todo lo que vivimos ahora nos parece relativo. Que te compres el último juego de rol y leas una reseña que diga lo bien maquetado que está, el tamaño ideal de la letra, el papel satinado "que permite escribir encima", el sistema probado con miles de testers "de todo el mundo", entras en internet y tienes treinta y cinco comunidades en Google+ del puto juego de los cojones, tres facebooks y hasta un canal de YouTube. Entonces te acuerdas de dónde vienes y es para sacarte una foto con un juego plastificado del Ad&D y hasta con la chorra fuera. Si amigos, la vieja escuela era una mierda, pero si esto está así ahora es porque hubo unos tíos con el culo mas pelao que un indio soñando que vivían en una realidad que molaba más que la mierda que había fuera de la mesa y los dados. Y ya está. Y ahora, somos tan guays que decimos "hombre, yo muchos juegos me los compro porque me gusta leerlos..." y te quedas como Dios, con un par.
No voy a echar de menos los tiempos pasados ni un segundo, boys. He jugado más a rol en los últimos diez años que en toda mi vida, y voy camino de los 46. Y me lo he pasado mucho mejor, sobre todo porque he conocido a muchísima gente que antes era imposible. Ahora con esto de las redes es tan insultántemente sencillo "ponerse al día"... Bueno, que el speech anterior venía a cuento por eso del renacer de la vieja escuela con que "suenan" a oldschool.
Pues nunca mejor dicho, y a costa de ser repetitivo, he recibido estos pasado días mi ejemplar del fanzine Vieja Escuela. Evidentemente es toda una declaración de intenciones y sus autores/creadores así lo dejan claro en la contraportada "revivir el espíritu de los 80 y 90", "fotocopias y grapas". Y lo consiguen. Pero solo en el aspecto formal. El fanzine está impecablemente resuelto y parece más grande para las 24 páginas que viste. Que si, que si, que "parece" vieja escuela, pero que no lo es: es un suplemento ideal para todo juego de rol que te propongas jugar. Es que es muy "new school": tablas imaginativas, textos graciosos, sencillos y prácticos, un divertidísimo juego en sus páginas centrales (cómo no se le ocurrió esto antes a nadie, copón), y por si teníamos alguna duda de que somos los "más mola" rockeros, una separata recortable de unas certificaciones (oficiales) de vieja escuela para repartir entre tus jugadores. Por supuesto esta "vieja escuela" viste en su parte de atrás un código QR, una página web (www.viejaescuela.nogarung.com) y en su portada un sello de G+ anunciando allí la comunidad que dio forma a este estupendo proyecto. Proyecto que por cierto conocí por la red, busqué allí donde hacerme con él y cuando descubrí que estaba agotado vía mail me puse en contacto con los autores y me contestaron (vía mail, claro) que si había alguno por algún lado me lo enviaban. Así fue y yo con mi tarjeta touchless de Lacaixa y a través de su aplicación para android de mi móvil ZTE hice el pago, recibiéndolo a los pocos días. Muy "oldschool" no suena esto, pero es que casi nada de lo que ahora va de oldschool es eso mismo. Clásicos del Mazmorreo suena, sabe y camina como oldschool, pero no es vieja escuela porque los libros de los ochenta no eran así, no lo contaban así. Josemasaga, que colabora en este fanzine, como no podía ser de otra forma, no es oldschool, no dirige a la vieja escuela, no. Utiliza formato muy de nueva escuela. Le he visto en vivo con niños jugando a rol, se lo que me digo. Los niños antes no jugaban a rol, jugaban a policías y ladrones. Con nueve años yo jugaba con una escopeta de vaqueros a los hombres de Harrelson. Ahora también tienen su nicho.
Este fanzine es muy nuevo, reivindicando el sabor de lo antiguo. Si lo hubieran sacado en los ochenta no habría salido de su barrio, de su colegio o como mucho de las Talazbrágoles de los noventa. Y eso hubiera sido un exitazo. Afortunadamente los de la vieja escuela tenemos los nuevos medios para hacernos con pequeñas cosas chulas como estas y decirles a "los nuevos" (que tampoco veo tantos) que hubo una época en el que las cosas eran chungas y cutres y que no quedaba otra más que tragar. Ahora no es igual, afortunadamente, y es por ello que este fanzine se ha agotado.
En fin, haced lo que os salga de los gónadas. Sigo creando vicio con las nuevas generaciones y si en la mesa pongo un Dragón Age, un Numenera o un Cthulhutech pues sé que voy a llegar antes a lo "que hay ahora" (que no tiene que ser mejor) que si les pongo un Ad&D, que queréis que os diga. Es el signo de los tiempos.