Frikis, reuníos!

El mundo es de los frikis. Todo el mundo lo sabe, pero prefieren ignorarlo y continuar con sus vidas, familias, hipotecas, convencionalismos sociales y lobotomías varias. Ellos disimulan, nos miran de reojo, con recelo. Saben que lo sabemos. Tenemos el control... de nuestras mentes, que ya es pedir mucho.

sábado, 31 de octubre de 2015

Los dioses son extraños. Menos mal.

Con alguna reseña comiquera pendiente, me he enterado de esto y os lo tenía que contar

 

https://pronoiaworks.wordpress.com/2015/10/31/ya-disponible-el-quickstart-de-dioses-extranos/

 

Estas son las cosas que hacen que tengamos que dar gracias a los dioses por jugar a esto del rol. Sólo por poder rememorar las sombras del culto gnóstico merece la pena superar cualquier barrera intelectual, religiosa, lúdica o lo que sea con tal de ponernos en la piel de un antiguo.

Señores, esto hay que seguirlo hasta el final.

martes, 6 de octubre de 2015

NO ES PAÍS PARA FRIKIS (ni para casi nadie)

Creo que el Estado español respecto de sus ciudadanos es uno de los más tiranos que hay en planeta. El comportamiento de éste respecto de los que lo financian y hacen posible es, muchas veces, hasta brutal para lo que se espera de un garante convivencial. Sólo hay que asomarse a la administración para ver la maraña en la que uno se mete, en la que es tratado como un alfeñique y dónde el comportamiento cercano es indescriptible. Y eso se repite en cosas tan simples como la (supuesta) movilidad laboral, las cotizaciones del paro o hasta un simple cambio de padrón, eventos conocidos como "éxitos del sistema cuyas reglas nos hemos dado entre todos". Y por no hablar no hablo de la violencia real del estado. Eso para otro día.


El estado español es un tirano respecto de nosotros porque puede. Le hemos cedido el derecho al cabreo y a decidir cómo hacer las cosas. Y esto ha sucedido por una serie de cositas importantes pero que las tenemos tan interiorizadas que no somos conscientes de ellas. En España se vive muy bien. Y en ese "se vive" no entra el estado. Me refiero a que vivimos muy bien porque tenemos tres o cuatro mierdas que la mayoría de nosotros disfrutamos y que sirven de colchón, patrocinado por "los de arriba", para amortiguar nuestros cabreos. Tenemos sol, buen tiempo, buena comida, cervecitas, playa y fútbol. Tenemos puentes festivos, carreteras que nos llevan a Gandía en un rato, bares para tomar tapitas y ver el fútbol en HD mientras canturreamos consignas henchidas de amor patrio, fiestas populares en las que torturar herbívoros y procesiones de mantilla, vela y crucifijo en las que rezar a vírgenes para que nos vaya bien "la cosa". Y con eso nos vale. Y todo eso es lo que nos hace defender "lo bien que se vive aquí". Esta es una de las razones de porqué triunfa la educación y los resultados académicos en Finlandia: coño, hace un frío de pelotas. No queda más remedio que rodearse de gente educada si tienes que pasar seis meses de oscuridad al año mientras te sepulta el hielo. Bueno, eso y que son pocos con lo que la proporción de gilipollas disminuye.

Aquí no se vive bien, se hace lo que se puede, que es un concepto como del Lazarillo de Tormes, pero sin Edad de Oro de las artes de por medio. Y si quieres algo que tienda a hacerte mejor persona la maquinaria estatal te machaca. Que se hable de movilidad cuando cambiar una simple matrícula de la Escuela Oficial de Idiomas de una comunidad a otra es un rosario de informaciones contradictorias, precios variantes y pasotismo a tutiplén, es de risa. Lo mismo si la matrícula es universitaria. De la UNED ni te cuento. Hasta un simple empadronamiento puede ser una tortura china. Y todo esto por no hablar de la regulación de precios públicos, impuestos que no se sabe dónde acaban y demás mierdas. Evidentemente, si tu vida es tendente al "tronitismo" televisivo, pocos problemas vas a tener, pero como quieras ser "ciudadano emprendedor" lo llevas claro. No varía mucho tampoco ambiente laboral "privado", apuntalado por el propio sistema y que debería, a las alturas de crisis a las que estamos, haber provocado más de una revuelta violenta. Pero no, con que llegue el viernes, una copita, una peli que estrenan, un buen tiempo que garantice unas cañas al sol, un botellón o una escapada al pueblo a ver a los de la peña, todo lo anterior es superable. Así nos va. Y "ellos" lo saben. Y nos lo dan y nos lo recuerdan: la salida de la crisis se ve en el número de turistas que vienen, en el consumo interior basado en la hostelerías y en el número de gilipollas que se desplazan en vacaciones de un lado a otro. Tres euros más para salir a tomar algo y crece la paz por doquier.

 

Frank G. Rubio, Jose Carlos Aguirre, Álex Portero y otros observadores de la realidad en general y de la española en particular, vienen a decir que el estado vital de una sociedad bien puede medirse por su capacidad de imaginar, de soñar. Si es así, está claro porqué todo es tan feo aquí. La capacidad para imaginar del español medio no va más allá de prever los goles que va a marcar tal o cual menganito futbolero, quién será expulsado de Gran Hermano y polladas de ese estilo. Es de lógica, por tanto, que el estado en el que vivimos (o maquinaria, o sistema o repito "el sistema de reglas que nos hemos dado entre todos") premie la idea de ocio como capacidad para exorcizar la violencia latente contra lo impuesto dando berridos, patadas o lanceando toros más que sentándose en una mesa a imaginar que eres un soldado a las órdenes de Diego Alatriste. Es más lógico y respetable que un mangurrino aguante al sol tres horas en julio con la bufanda de su equipo para ver a la nueva estrella venida de una fabela de mierda dar patadas a un balón que a un tipo que se disfraza de Stormtrooper para desfilar en un evento friki. Si, ambos pueden compartir cervezas y cañas y terracitas, pero solo una de esas actividades será saturadamente retransmitida en los medios, socialmente aceptada como normal, subvencionada por la alcaldía de la ciudad, condonadas sus deudas si hiciera falta y sólo habría una movilización popular si esa actividad dejara de funcionar. Adivinen cual de las dos es.

Esto me lleva a otro asunto, posiblemente la clave de bóveda de todo esto: esto sucede, y se nos trata así, porque NOSOTROS, al fin y al cabo, somos el puto sistema. El funcionario que trabaja con desdén llegará luego a casa y dirá que cómo está el país. El que se queda sin trabajo y sin ayuda social luego se dejará las manos aplaudiendo en una grada a su delantero favorito del equipo de su ciudad, ese mismo equipo que debe millones de euros a la seguridad social. Y nosotros, en nuestra mesa de rol seguiremos buscando esa espada +1 sin que nadie se pregunte porqué tenemos que jugar a rol en una tienda y no en un local público, de esos que se inauguran por doquier cuando llegan las elecciones.

 

No hay solución, entonces. ¿Y porqué escribo esto en un blog de frikadas? Porque creo en lo distinto, en lo raro, en lo no socialmente deglutido, en lo subterráneo. En la imaginación. He visto conversaciones de política en los descansos de unas jornadas de rol que harían palidecer a los contertulios televisivos. He visto a chavales organizados plantar cara a Ayuntamientos para conseguir una mísera sala en la que exponer sus aficiones. Hay vida aquí, al margen de "lo normal" por una sencilla razón: para ser friki hay que leer, coño. A mi me llega un tipo y me dice que es master de Pathfinder, de Séptimo Mar, de EXO o de Rolemaster y se me cierra el ojete. Ese ya ha leído más que la mayor parte de los bípedos con los que nos cruzamos todos los días. Yo mismo me considero así. Recuerdo hace muuuchos años que un amigo y yo decidimos no asistir al chupinazo de las fiestas del pueblo porque en la tele echaban Blade Runner. Con un par. Todavía lo llevamos a gala, joder. Hay más materia gris en un lector de cómics que en uno del Marca, se ponga uno como se ponga. Alguien que ha leído a Lovecraft, Martin, que ha visto los dibujos de Bisley, Neal Adams o Carlos Pacheco, que se ha sumergido en las historias de Alan Moore, Claremont o Richard Corben, que haya escuchado a Queensryche o a Blind Guardian por huevos tiene que aportar más a esto que se llama sociedad que uno que se cruza España para llegar al toro de la Vega a hacer apología de las tradiciones patrias, el escudo y la bandera... Cómeme el rabo, tío.

 

Y esto y a estos que he citado no lo hago por aquello de elogiar lo distinto como marca hipster y guay, no. Ni siquiera por creer que lo que a mi me gusta es lo correcto. Lo hago porque en los arriba citados, en el cruce de ideas que hay en ellos, en sus obras, en sus ideas, hay una oposición a la tiranía que nos gobierna, hay un pensamiento y un formato diagonal de entender la realidad. Que si, que muchos de esos creadores forman parte de los "correctamente establecido", que podemos discrepar, pero... ¿No dan que pensar, que reflexionar, que disfrutar, sus trabajos? ¿No son esas referencias por el simple hecho de minoritarias y subculturales, el germen de la rebeldía, aunque solo sea eso, respecto de la opresión de nuestro sistema? ¿No son una puta salida, hablemos claro, de la mediocridad reinante en España? ¿No hace uno más leyendo a Huxley que reflexionando sobre la educación en Finlandia? ¿No se entrevé mejor la complejidad de lo distinto leyendo a los X Men que aguantando la chapa del listo de la ONG de turno?

 

España es un país tirano con los españoles, y tiene un extra con los frikis porque no puede catalogarnos. Somos un porcentaje de raros que les disloca las estadísticas, y que no sabe muy bien que hacer con nosotros. Solo le queda denominarnos igual que a la Belen Esteban y decir que somos parte del voto del coletas.

Les tenemos como queríamos, contra la pared, ya que no aceptamos sus "diversiones", sus banalidades generalistas, sus tópicos, sus creencias, su asquerosa normalidad.

 

Es nuestro momento.

Y teniendo La Fuerza de nuestro lado no podrán pasar nuestro muro de hielo.